DEMOCRACIA Y PARTICIPACIÓN

Cuando hablamos de  Democracia y Participación tenemos que pensar que son dos términos que van unidos, no podemos referirnos a un gobierno democrático sino existe la participación soberana del pueblo.

Recordemos que la democracia no es solo una forma de gobierno sino que es un estilo de vida, que adoptan las sociedades y se manifiesta en distintas dimensiones: política, social, cultural y económica. Estilo de vida que se basa en el respeto de las personas, en la tolerancia, en el pluralismo y en la participación.

El individuo es la esencia de la democracia, la democracia no solo otorga beneficios al individuo, también le exige actividad y no actitud pasiva, que cada uno haga lo que tiene que hacer en sociedad.

La participación debe ser planteada y entendida como una forma de intervención en la que las personas toman parte de manera responsable, consciente y comprometida en actividades comunes. Supone: información, opinión, toma de decisiones y acción. Por Ej. El trabajador en una relación de trabajo desempeñando alguna actividad física o mental, el estudiante que asiste a clase, el ciudadano que vota en las elecciones, etc.

¿Participas o has participado en alguna de estas situaciones?

v Participar según las creencias e intereses de cada uno en distintas organizaciones de la sociedad que asuman actividades varias (zonales, barriales, culturales, religiosas, de beneficencia, estudiantiles, sindicales, gremiales, etc.

v Colaborar en situaciones de fuerza mayor como incendios, inundaciones, temporales, tornados, epidemias, etc.

v Informarse de los asuntos que atañen a la sociedad toda y a la particular comunidad de pertenencia.

v Asistir a grupos de personas víctimas de desamparo, pobreza, minusvalidez, etc.            

   

                                                              

A diario en nuestra casa, familia, ámbito laboral, grupo de amigos, barrio, institutos educativos enfrentamos este desafío de comportarnos democráticamente. La participación responsable expresa el compromiso que asumimos de poner en práctica aquello que pensamos y decimos,  es decir intentar que estos principios se cumplan, se hagan realidad. No alcanza con afirmar los principios fundamentales de la democracia como por ejemplo la libertad, igualdad, tolerancia, sino que en aquellas situaciones en las cuales no se cumplen  tenemos que hacerlos valer.